sábado, 15 de enero de 2011

Nunca digas nunca.

Cuadro Casa de Vacas, Parque del Retiro. Madrid, 03 de Enero del 2011.

    La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene capacidad ni mecanismos para llegar a ser o suceder. Y define improbable como algo que no se funda en una razón prudente. Puestos a escoger, a mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo supongo. La improbabilidad duele menos y deja un hueco a la esperanza, a la ética, a la confianza, a las promesas, al amor… Las relaciones no se fundan en una razón prudente, ni juiciosa o moderada, por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables. Puesto que lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase es que puede pasar, y mientras haya una posibilidad, media posibilidad entre mil millones de posibilidades de que pase, vale la pena intentarlo.
     Nunca piensas que puedes caminar sobre fuego, volar, o pasarte días y días debajo del agua. Nunca piensas que puedes quemarte, caerte o ahogarte. Nunca piensas que tienes la fuerza para volver a intentarlo, hasta que llegas al punto de no retorno, ¡ya lo estás intentando! Pero tienes que luchar siempre. Cada vez que caigas, volver a levantarte. Y si vuelves a caer, ponerte en pie de nuevo. Tienes que tener confianza en tí mismo, tienes que saber que eres lo suficientemente fuerte como para escalar esa montaña, y allí de verdad poder sentirte libre. Volar.
    Sencillamente, cuando tu corazón impacta, ya no hay vuelta atrás.
    Vale la pena intentarlo, así que nunca digas nunca.

"Para hacer realidad un sueño hay que saber esperar, reflexionar, tener paciencia. Desde que vive en el faro, Alex mira constantemente el reloj como si fuera una especie de reclamo para Nikki, pero lo bonito del amor es que no es fruto de ningún cálculo." (Perdona si te llamo amor)

1 comentario:

  1. un texto muy bonito, y no...nunca digas nunca...mientras la ilusión siga adelante

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