sábado, 29 de octubre de 2011

'Vuelen juntos, pero jamás atados.'

 

      Alguien que me preste su chaqueta en los días más fríos de invierno y esté dispuesto a perderse conmigo en las playas más paradisíacas del mundo. Alguien que me despierte con miles de besos en la mejilla y un “buenos días princesa” susurrado al oído. Alguien que me de atardeceres mágicos y largas noches de pasión, que disfrace mis días malos, y viva mis sonrisas. Que me saque la lengua cuando me enfado y que me haga enmudecer con un simple beso.
      Alguien que no pueda seguir su camino sin sostener mi mano y que no le guste verme llorar. Que no tenga reparo en pasarse una noche entera mirándome y que cuando mire a otra me guiñe un ojo y se ría de mis celos de acero. Alguien que no de por hecho que siempre voy a estar ahí, pero que tampoco lo dude. Que me mire, y le mire y se nos agite el corazón. Alguien que esté enamorado de mí y me lo recuerde todos los días y alguien que esté totalmente seguro de que desea pasar el resto de su vida a mi lado.
      Un amor clandestino, con códigos secretos y regalos que sólo podamos entender nosotros. Un amor que atraviese la carne y haga que mi corazón de un vuelco cuando sienta su respiración en mi cuello… Un amor… que sea el amor de mi vida. Una historia de amor con la que sueñe todo el mundo.

viernes, 28 de octubre de 2011

Y se volvió a enamorar...


      París, ciudad de las luces y eterna capital del amor. Villa de los enamorados, de parejas entrelazando sus dedos, enhebrando los hilos de su pasión mediante manos cálidas y suaves. Sonrisas llenas de  alegría, júbilo inmenso, felicidad en estado puro…
      Felicidad… ¿alguien podría recordarme qué es la felicidad?, o… ¿dónde se ha metido estos últimos meses? Hace mucho que no la veo por aquí… miradas perdidas, sonrisas congeladas, por más que me esfuerzo no consigo recordar su olor, pero la observo, la veo allí, ardiente y mágica, cómo la última vez que la vi.
      Y la sigo amando como aquella tarde en la que me enamoré de ella. Y evoco París, y su textura, su aire fresco, sus calles del romanticismo, y ella a su lado, con sus fotografías y su pelo ondeando con la brisa parisina… El tiempo marchita las sonrisas, y yo me marchito con él. Soy como un vejestorio dentro de un jovenzuelo… cansado de ver llover, de la primavera, de los cambios… cansado del dolor y la soledad… cansado de los malditos recuerdos en los que sólo ves una vida previa más feliz…

miércoles, 12 de octubre de 2011

Aprendí que hay cosas que es mejor perder.

     Y tardas tiempo en aceptarlo, días, meses, quizás años... pero al final te acabas dando cuenta de que es verdad, que ya no la tienes, una realidad. Se crea en tu corazón un pozo sin fondo. Ya no sonríes, ya no encuentras esa estabilidad que tanto despreciaste. Se acabó, y ahora no hay vuelta atrás. Lo que pensabas que nunca iba a ocurrir, ocurrió. 
    ¿Y ahora qué? No puedes hacer otra cosa que seguir con tu vida como ella lo hace, porque esta vez se que no le valen mis arrepentimientos. Por que esta vez se que no tengo excusas. Por que esta vez la he perdido para siempre.