viernes, 28 de octubre de 2011

Y se volvió a enamorar...


      París, ciudad de las luces y eterna capital del amor. Villa de los enamorados, de parejas entrelazando sus dedos, enhebrando los hilos de su pasión mediante manos cálidas y suaves. Sonrisas llenas de  alegría, júbilo inmenso, felicidad en estado puro…
      Felicidad… ¿alguien podría recordarme qué es la felicidad?, o… ¿dónde se ha metido estos últimos meses? Hace mucho que no la veo por aquí… miradas perdidas, sonrisas congeladas, por más que me esfuerzo no consigo recordar su olor, pero la observo, la veo allí, ardiente y mágica, cómo la última vez que la vi.
      Y la sigo amando como aquella tarde en la que me enamoré de ella. Y evoco París, y su textura, su aire fresco, sus calles del romanticismo, y ella a su lado, con sus fotografías y su pelo ondeando con la brisa parisina… El tiempo marchita las sonrisas, y yo me marchito con él. Soy como un vejestorio dentro de un jovenzuelo… cansado de ver llover, de la primavera, de los cambios… cansado del dolor y la soledad… cansado de los malditos recuerdos en los que sólo ves una vida previa más feliz…

No hay comentarios:

Publicar un comentario