miércoles, 6 de julio de 2011

No te logré olvidar, ni lo intenté quizás.


- Sí, ya sabes, Londres: tazas de té, pastas, lluvia, aristocracia, decenas de culturas mezcladas bajo la misma niebla. Pasear por sus calles al compás de “yesterday” y sentirte capaz de estar en dos lugares a la vez. Imagínanos allí, juntos, como dos hormiguitas debajo del Big Ben...

Esas fueron las últimas palabras que salieron de su boca exclusivamente para mí. ¡Pero ahora qué más da! París, Venecia, Nueva York… ella no está a mi lado y eso es lo único que importa. No sé lo que se suele decir o hacer en estas situaciones, siempre las he intentado evitar. Supongo que lo más evidente y sencillo sería afirmar que la echo de menos, que sigo pensando en ella día tras día, y que la quiero. Espero no parecerle un desequilibrado mental, pero los últimos meses de su vida junto a mí fueron los mejores de la mía. Me cambió la vida, y ella lo supo antes que yo. Y estoy infinitamente orgulloso de que para ella valiera la pena conocerme. Ambos nos proporcionamos felicidad. Y sí algún día descansa en paz, seguiré visitándola a escondidas como llevo haciendo desde que la dejé ir. Porque puedo pasarme toda una vida observándola sí así ella es feliz.
 
 "Los momentos vividos juntos se perderan como las lágrimas en la lluvia" (Blade Runner)

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